Un buen suelo es fundamental para una buena cosecha. El suelo debe tener todos los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas, y una estructura que las mantenga firmes y rectas. La estructura del suelo debe asegurar suficiente aire y agua para las raíces de la planta, pero debe evitar el exceso de agua mediante un buen drenaje.

La mayoría de los nutrientes son reciclados por las raíces de la planta y regresan al suelo a través de las hojas que caen de ella. Las lombrices, los insectos y los organismos pequeños como los hongos también introducen materia orgánica en el suelo y la transforman para producir humus, lo que hace que la capa inferior del suelo sea oscura y esté bien estructurada. El humus se pierde rápidamente si el suelo se deja expuesto al aire durante mucho tiempo sin ningún tipo de cobertura. El subsuelo es generalmente menos fértil.

Un método comúnmente utilizado para determinar cuándo regar es monitorear la disminución de agua en el suelo. Cuando una planta crece, utiliza agua del suelo alrededor de la zona de sus raíces. A medida que las plantas usan agua, la humedad del suelo cae a un nivel en el que se requiere riego o el cultivo comienza a estresarse por falta de agua. Si no se aplica agua, la planta seguirá aprovechando la poca humedad que le queda hasta que finalmente utiliza toda el agua disponible en el suelo y muere de sed.

La determinación de la humedad del suelo mediante el tacto ha sido utilizada durante muchos años tanto por investigadores como por agricultores. Apretando la tierra entre el pulgar y el índice o apretando la tierra en la palma de la mano, se puede obtener una estimación bastante aproximada de la humedad del suelo. Se necesita un poco de tiempo y algo de experiencia para lograrlo, pero es un método probado. Por ejemplo, si observamos la tierra de nuestros jardines podemos ver que el punto de marchitamiento se da cuando la arena contiene una pulgada de agua por cada pie de tierra, esto significa que podemos sujetar la tierra con la mano y formar una bola compacta. A medida que la tierra se seca, resulta difícil hacer una bola de tierra y pronto la tierra se desmorona entre los dedos.