Popular en climas fríos, el riego nocturno es una práctica debatida por algunos expertos, ya que se le atribuye la causa de enfermedades en el césped. Sin embargo, también puede ser una forma de reducir la cantidad de dinero invertida en agua.

El peligro y beneficio del riego nocturno después del atardecer depende del clima en el que se encuentre y de cómo se realice.

Aunque una opción es regar las plantas al final del día, se ha demostrado que no es muy recomendable, ya que las plantas incluso pueden no aprovecharlo, ya que las plantas -al igual que nosotros- reducen su actividad metabólica, cuando están descansando. De ahí que requieran más agua por la mañana para poder mantenerse activos durante el día. Además, si se riegan las plantas por la noche, la tierra permanecerá húmeda mucho más tiempo -debido al frescor y al rocío de la noche- y puede favorecer la aparición de hongos.

Si bien el riego nocturno puede ser bueno para el césped, también puede ser perjudicial, como mencionamos anteriormente.

Lo que sucede es que esta actividad puede hacer que el césped sea vulnerable a enfermedades fúngicas como el mildiú polvoriento, un hongo parásito que provoca manchas en las plantas y luego las seca.

Este problema se da sobre todo si el riego se realiza con aspersores, lo que provoca que la humedad permanezca más tiempo en el aire en las noches frías, abriendo la puerta a la entrada de hongos.